Parece inevitable lo sucedido, aun me cuesta dejar de pensar, aun tengo esa imagen y aun si quisiera no podre dejarte. No sé por que ahora último escribo tan seguido. Antes prefería guardarlo y dejar que se llene de polvo. Pero por el momento no necesito desahogar todo lo que llevo dentro.

Aquello es algo raro, terco, fenomenal, hasta en ocasiones aburrido; pero a rato se convierte cariñoso, fiel, compasivo, dócil y protegido. Usualmente trata de ser malo, tosco o en ocasiones imprudente, sabe muy bien sobre el domino persuasivo que lo dona en miraras irreverentes e desconcertantes. Su caminar es suave como el violín, su respirar es tenue como la lira. Sus palabras son brutas como el sonido de un tambor, su renegar es como una nota grave y su risa goza en son aguda. Difícil en pensar que todas esas atribuciones se encuentran en algo tan pequeño y bonito, y más aun que verlo causa felicidad y nos da algo de bondad.

Cambiando de tema, hoy la tarde fue promiscua y en ocasiones el destello del sol no causo mucho calor, más bien los ventarrones me causaron algo de frio y aun así mantuve la ventana abierta. Casi al llegar al atardecer me senté a la computadora y decidí arreglar algo en mis diseños que con tanto trabajo y sofocación me costaron, solo para darme cuenta que tenían un ligero error y que para modificarlo necesitaría algo de trabajo. Así empecé a terminarlos y eso que ni siquiera había comenzado.

Finalmente ahora que termine dichas cosas, he comenzó a entender aquellos diretes que me tenían como loco. He estado aprendiendo como sofocar esos arranques iracundos que causan daño y risa. Mas isso voce le sempre este.