Quise escribir una novela de augurios, dolores y frustraciones; pero el cerebro no me quema, ni las manos se mueven, solo me salen palabras y versos de la misma magnitud ó del mismo fragmento. Espere que la ilustración llegue a hacerme pisar tierra para sentir el frio de la sucia sociedad. Tal ves tu verso me hiso decir palabras con suspiros desalentadores.
Mi alma no sabe donde ira a parar con tanta inmadurez, porque pensé tener a alguien que me cuide a frote. Si Gardel escuchara mis aullidos de desesperación, mi clemencias para aprender y a ver los veros irónicos de un joven sin ilustración sentimental, que se guía de lo material y superficial.
Pasaron años para que los cuentos del sol brillen en mi frente y me haga mirar hacia delante para que pudiese pisar tierra e apreciar que lo deteste y grite al cielo para no forjarlo.
¡Oh Dios!, ¿Por qué he hecho de mí una persona de mal?, sin sentimiento, sin el carisma de arrodillarse a pedir al menos un perdón para no volver a cometer el mismo tropiezo que se comete día a día.
No me pregunto cuantos son los tropiezos y menos las veces que me he levantado, solo he visto las veces que he de darme cuenta que tan mal pude haber hecho a los seres queridos. Como si fueran devorados por la llama fluyente en el carbón asador bajo unas tinieblas negras y con la luna partida en dos.
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