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Posted by k.zod | Posted in , , | Posted on 2:05 p. m.

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En lo oscuro de mi habitación escribo esto. Es espeluznante sentir el frio y el terror. Imagina verte en un espejo sonriendo y al instante llorando sin ojos. Resulta irónico o hasta tonto pero sucede tú sueño en cuando menos lo piensas.

Siento frio, tengo miedo, tengo rabia. He llorado, he reído, he maldecido, he querido. Tal vez sea por el maldito circulo de la vida, todo lo que haces te regresa.

Camino entre arboles secos, tenebrosos y pantanosos. Tengo ganas de estornudar pero el miedo me corroe. Prendo un cigarro pero no lo fumo ya sea por el olor a azufre..

Veo pasos, veo cotillas en la pedrada, veo cadáveres en putrefacción. Visten ropajes de época: medieval, victoriano, etc. Este camino se me hace familiar.

Una niña yace en una alfombra negra, manchada con pintura blanca.

Escucho un grito; es un grito estruendoso y melancólico. Me preguntan:

- ” ¿Escuchas?”, corro despavorido y pienso: “en donde he venido a parar”

Creo que me tope con algún ante pues solo escucho cosas y veo entre los arboles miradas, escucho voces de dolor. Tengo escalofríos por Dios. Un presentimiento tengo o una epifanía.

Fin del camino, hay dos lechos. Uno me dirige a un valle muerto y el otro a un lago seco.

Las ninfas cantan, la rapsodia es inusual; pero tenue al agudo. Las ninfas cantan a Hipnos mientras Caronte rasga las vestiduras gimiendo al suelo, gracias al canto de las ninfas y gracias a su pecado.

Entre las ramas escucho un susurro:

- “ven, camina hacia la roca negra…”

- “la dolce vita, precarios sabios il pena”

- “tua vida…”

- “tua tristeza.”

“¿Que diablos es esto?” me pregunto espeluznado, es este el fauno del destino de la vida. Dios mío arráncame los ojos y la sensación de soledad, quítame las vendas, quítame las muletas…

Bumm, trum, umg, se escucha a lo lejos.

- “Diantres, ¿que fue eso?”, pregunto

- “no sufras, y ven conmigo… ahora” dijo

- “¿Quién eres?, ¿Qué quieres?”

- “si te digo, no creerás, si me necesitas me aborrecerás y si me ves morirás …” exclamo

Carajo, que camino tan perdigo, tan tenebroso y silencioso. Parajes desérticos. Seguí caminando entre el bosque de los dos caminos.

- “Oh ven a mi e rescátame, pues tengo miedo, hambre y dolor en el pecho…” dijo la nada

- “Brrrrrrrmmmm…. Sofistis anug rama em…” lo dice una vos tenebrosa y diabólica.

- “Habéis elegido mal el camino, pues no fue el correcto” oí decir a las tinieblas

- “¿Cuál debo?, ¿Cuál debo elegir?, ¿Cuál debo escoger?, dime por un demonio” – pregunto

Pérsigo el camino tenebre lleno de incertidumbres por la gente. Acoto mi mente y corro por el miedo, miro hacia delante y hacia atrás en son de perseguido.

El viento sopla vilmente

Al final del bosque percibo una casa, una casa tenebre, con un jardín muerto, una gárgola rota y una rosa seca al pórtico.

Entre las cortinas veo a una mujer -tengo miedo-, pero el deseo me lleva, su belleza es me endeblez.

Con pasos suaves, con fuerza tenue abro la cerradura. Me acerco a la dama y le pregunto:

- ¿Quién eres?, y que haces en un lugar como este. Dime, como puedo salir de acá.” pregunto pávido

- “soy el fauno que perdura en tu alma, soy la ira que controla tu mente, soy la injusticia que yace en tu alma…” y se desvanece entre sus vestiduras.

Es así que el miedo perturbo mi sueño, desperté asustado, sudando a rochos y mirando a la ventana en donde el reflejo del fauno miraba sigilosamente…

maria invertida...

Posted by k.zod | Posted in , , , | Posted on 5:00 p. m.

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Ay maría invertida te canto esta canción para que sepas que en mi partida todo será cosa mía. Te canto esto querida, porque hoy me retiro de tu vida, ojala no te des cuenta que en mi partida,  nuestra fina nos unía cada día. Espero ser el príncipe que regrese con flores, así que de esta manera yo empiezo a mi despedida. Aquella ida, no fue una despedida. Donde la miseria del adiós fue una groseria. 

Adiós, adiós querida, que por mi satra partida rompo una línea de niñería y de suspiros de melancolía. Han pasado ocasos en que vi por última vez engreída, en donde tu perfume aroma de lavanda que me trozaba cada día. Antes mi partida, solenmente te dedico que nunca fuiste feliz siendo mía, sino feliz por mi partida. 

Lo sé querida, que cuando regrese hacia mi partida, tu ya eres feliz con otra fina melancolía. Si mas no recuerdo, esa fachada era nuestra, aquella broma, era una fantasía sin mentiras. Ese beso marco de madrugada, marco nuestro inicio con una despedida. Así que amor mío me despido, no maldiciendo aquel día en donde nació nuestra fina puteria. 

Recuerda chiquita, que seré tuyo y tu nunca mía. Adiós, adiós a mi amor de fina. Bendito seas Gardel por darme tanta inseguridad hacia mis finas en donde encuentro a la musa mía. 

Ahora cuadripléjico en mi partida te digo amada mía: “recuerda mis versos y mis risas, que sin mi aroma al fresco, el violín de tú corazón chillara cada día… adiós musa mía… que el tango y el bandoneón sea cosa de tu pan de cada día, adiós maría invertida…” 

Tango querido, tango amado eres mi vino y mi tabaco… Con cariño el bastón del adiós a mi maría invertida…

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Quise escribir una novela de augurios, dolores y frustraciones; pero el cerebro no me quema, ni las manos se mueven, solo me salen palabras y versos de la misma magnitud ó del mismo fragmento. Espere que la ilustración llegue a hacerme pisar tierra para sentir el frio de la sucia sociedad. Tal ves tu verso me hiso decir palabras con suspiros desalentadores.

Mi alma no sabe donde ira a parar con tanta inmadurez, porque pensé tener a alguien que me cuide a frote. Si Gardel escuchara mis aullidos de desesperación, mi clemencias para aprender y a ver los veros irónicos de un joven sin ilustración sentimental, que se guía de lo material y superficial.

Pasaron años para que los cuentos del sol brillen en mi frente y me haga mirar hacia delante para que pudiese pisar tierra e apreciar que lo deteste y grite al cielo para no forjarlo.

¡Oh Dios!, ¿Por qué he hecho de mí una persona de mal?, sin sentimiento, sin el carisma de arrodillarse a pedir al menos un perdón para no volver a cometer el mismo tropiezo que se comete día a día.

No me pregunto cuantos son los tropiezos y menos las veces que me he levantado, solo he visto las veces que he de darme cuenta que tan mal pude haber hecho a los seres queridos. Como si fueran devorados por la llama fluyente en el carbón asador bajo unas tinieblas negras y con la luna partida en dos.