Casi los días me observo en el espejo, y me pregunto - ¿Qué me espera hoy?
Esa espera tratara sobre el amor o el destino que me espera, seré capaz de encontrar la musa ideal para entonar aquella canción que anheló corearle.

Todo termina igual de cruel; con una semejanza a las tinieblas. Ojala si pudiera cambiar ese concluyente, concluyente de ensueño. Pero ese concluyente empieza con una tristeza brava como el mar en tormenta.

No acostumbro escribir en una hoja, no acostumbro fumar un cigarro para llegar a la relajación ni acostumbro leer una simple obra de Bécquer ; mas bien acostumbro mirar a la Diana en la noche con su firme brillo; que nubla mis ojos, que me inspira en sueño de ver mí anhelada perfección.

Al pensar en ti lo hago cohibidamente, la razón es que no puedo decirte lo que siento, decir lo que anhelo contigo, comentarte lo admirable que me pongo al estar a tu lado. Todos me dicen que lo diga sin mas preámbulo, pero -¿Será la forma adecuada?- me sentiré tranquilo al decir lo que siento…