Sentado en una celda yacía yo, cual era fría, oscura, tenebrosa; con olores fétidos con barrotes oxidados, insectos escarbando un rincón del vacío. Esperaba yo pues mi condena de homicidio culposo. Es allí, donde empieza mi historia.

Era yo pues un estudiante de administración que recibía cátedra en una universidad conocida de una ciudad del norte no muy lejana, cursaba el cuarto ciclo, me faltaba un año para sacar titulo y un mes para recibir antes. Tenía un trabajo de la universidad, el cual debía obtener alguna información de cualquier empresa grande de la ciudad.

Durante mi investigación, obtuve un empleo de medio tiempo en la empresa Express S.A.; en dicha empresa ejercía el de repartidor la cual favoreció enormemente mi trabajo. Creo que fue una tarde si más el perturbador recuerda me emerge en mi mente cuando en mis frenosas manos decae un archivo – era una carpeta roja- que decía “secreto” en mayúsculas.; en ese instante supuse que se trataba de algún archivo corriente de la empresa en donde debe salir algunas notas del flujo de la administración. Mis ganas de observar eran inmensas, mis ambiciones de la buena nota y de mi tesis freían mi pasional cerebro, así fue entonces por el cual abrí el documento, que al solo abrir quede perplejo, eran bonos e otros papeles de la obtención de la empresa más grande de Sudamérica (Transnacional B&G coorporation). Mi ambición gano mis laureles y hacer copias para así poder dar el maldito chantaje y poder dar a la familia mía que dio el todo por el todo por mi estudio.

Opte de contactarme con un anciano dueño de la B&G Coop.; dicho bastardo solo atino a decir un - ¡Jajaja, sal de mi vista farsante de estafador- .