Carl… ¿Dónde estarás? Recuerdo nuestra inocencia y nuestra homosexualidad.

Salía de 4to de secundaria, había conocido a Carl…su mirada fija pero relajada, y una manera muy particular de joder a toda la gente del salón. Estábamos en plena adolescencia y el ya había “tirado”, yo también, no me quejo, en el cuarto de los viejos de Lalo, fue con Andrea y podía ver sus mejillas rojas cuando “se la metía”.

Volviendo a Carl, ambos salíamos todos los sábados, caminábamos por Miraflores, el sol poco a poco entraba a la ciudad y los puchos que nos tirábamos siempre sabían bien, la humedad limeña, las sandalias, los shorts y esos polos con cuellito con los cuales andaba muy fascinado.

Recuerdo bien que él me presentaba flacas buenas, nos vacilábamos juntos, agarrábamos con esas flacas y bebíamos hasta la mañana siguiente, nadie nos controlaba pero poco a poco la atracción por Carl se hacía grande, su espalda y la forma en cómo se cagaba de la risa del mundo cagado que no seguía vivir. Después de todo el dinero no era un problema, salíamos a comprar bóxers juntos, a meterle mano a esas cojudas de la calle, a robar cigarrillos en la tienda de Pepe o robar libros, pero eso sí, la cultura era pan de cada día, el Comercio en las mañanas junto al café y las noticias, y él sus libros de política y yo mi tan loca arte (la literatura por excelencia)

Nunca olvidare ese sábado, no había flacas, me mirabas con cierto morbo y yo no sabía si en realidad sentías lo mismo que yo. Me volvía loco verte masturbarte en el cuarto de al costado, o cuando me bañaba tu entrabas a mear y yo veía tu cosita. Me gustabas mucho Carl, ¿Por qué te fuiste?

Pero ese sábado, jugábamos en la casa de tus viejos, no sabíamos que hacer esa noche, aparte tu casa estaba vacía, sabíamos que nadie iba a estar en la noche e igual compramos ron, whisky, cerveza, cigarros y todo lo que puede significar “diversión para nosotros.

Compramos, y cuando nos retirábamos por el callejón nos dimos un beso de casualidad, que para mí fue inolvidable, te hiciste el loco y seguiste, yo sonrojado pensaba en pedirte disculpas, pero me empezaste hablar normal, me contabas de que en un taxi le metías dedo a una de tus amigas, que ella te pajeaba y tu le metías mano, yo me excitaba en silencio, no sabía si lo que querías llegar a hacer era que me excitara mas cuando me hablaras.

Llegamos a tu jato, tus viejos ya estaban en la playa, y llamamos a unas putas que terminando de beber con nosotros y tirar toda la noche se largaron a tirar con otros pendejitos que se quieran dar una buena culeada esa noche.

Nos quedamos ebrios, cansados, y mirándonos, te acercaste y nos besamos, te quitaste tus jeans y yo los míos, mis bóxers volaron y toda la noche hicimos el amor, sin compasión.

A la mañana siguiente me fui a mi casa y ahora te extraño, tus labios, aunque ahora tengo enamorada, en las noches suelo masturbarme pensando en ti…

Adaptación de la vida real, redacción surreal...